La mayoría
de atardeceres pasan sin que nos demos cuenta. Ya sea porque no les damos la
atención necesaria o porque en el lugar en donde nos encontramos no ocurren ocasos
dignos de admiración. Sea cual sea la razón, el atardecer es un momento
especial del día y puede ser maravillo si nos encontramos en el lugar y en
momento que nos permita disfrutar de él.
Lo que más
me atrae de los atardeceres son los colores de las nubes y el cielo, la sucesión
de tonos llama mi atención. Para ver colores dignos de admiración debe haber
partículas de polvo o aerosoles que muestren dichos colores cuando la luz del
sol los atraviesa y éstos por sus propiedades creen diferentes fenómenos
ópticos. Aunque un atardecer en un cielo limpio también es interesante al ver
como cambia la iluminación desde el horizonte al ocultarse el sol.
La parte más
interesante del atardecer inicia cuando el sol se oculta en nuestro horizonte. A
partir de allí y en los siguientes 15 minutos sucederán los colores que nos
emocionarán y nos darán un buen momento. Por eso les recomiendo ponerse cómodos
a partir de ese instante. En particular a mi me gustan los atardecer con nubes
entre mi posición y el horizonte, pero con una rendija entre el horizonte y la
masa de nubes. Si las nubes son de diferente densidad y tipo nos darán un cielo
con múltiples tonalidades, pero una colcha de nubes homogénea también es
impactante porque veremos como toda se tiñe de forma continua desde el punto
donde se metió el sol.
Prefiero
acompañar los atardeceres con un vaso de agua y con alguien a mi lado. Pero también
me gustan con un trago de mezcal y solo. Otro estilo de servirlo es con una cerveza
fría y con un amate (femenino o masculino según sean
sus preferencias) y ya sea real o ficticio.
En el Internet
las imágenes que más abundan son los atardeceres en la playa, pero estos no son
siempre los mejores, aunque el polvo de las playas y la sal del mar pueden dar
colores buenos. Los atardeceres de montañas también son dignos, en particular
porque tenemos un horizonte irregular y la luz puede atravesar por ciertos
puertos e iluminar las nubes en algunas áreas dando efectos diversos. Los atardeceres
desérticos con tolvaneras nos darán un cielo de fuego, rojo o anaranjado por
unos instantes, es digno de ver y por un momentito olvidar que el cielo es
azul.