Hace varios meses que platicamos sobre el narcotráfico y la situación de México, como no hacerlo si los muertos y los operativos son noticias de todos los días y sus consecuencias las sentimos en nuestro circulo familiar más cercano. Resultado de esas reflexiones colectivas y personales quiero poner dos ideas en limpio para explicar solo dos causas del fracaso de la lucha contra el narcotráfico en México. Éstas hay que sumarlas a las ya muy conocidas como la falta de capacidad de los fuerzas armadas, la corrupción, la falta de estrategia, etc. Y para nada me quiero meter con las causas sociales del narcotráfico, las cuales son otro boleto. También hay que aclarar que el narcotráfico no es tal como lo pensamos a partir de lo que dicen los medios masivos de información, el narcotráfico no sólo es narcotráfico, lo que llamamos narcotráfico es más bien todo un portafolio de negocios, ilícitos algunos, pero otros lícitos que se confunden en una intricada red de actividades económicas.
Retomado, la pregunta es ¿por qué la lucha armada contra el narcotráfico en México se está perdiendo? Para sostener que se está perdiendo basta con reconocer el número de muertos. Si para alguien este dato no es suficiente, entonces, que además revise el número de municipios que no están siendo administrados por los gobiernos municipales. Por qué con el combate frontal al narcotráfico, como dice Felipe Caldero, hay más muertos y más enfrentamientos y cada vez más violentos. Tal pareciera que estamos observando el efecto inverso. La respuesta es que se está tratando de apagar una fogata lanzándole más gasolina. Y el por qué de este comportamiento reside en dos hechos.
Primero, al eliminar puestos en las organizaciones, ya sea por capturas o por asesinatos del gobierno. Y digo asesinatos, porque en muchos casos no se ha detenido a los involucrados en el narcotráfico, se les ha asesinado y exhibido como trofeos para demostrar que se les está ganado. Al eliminar a los ocupantes de estos puestos se abre la posibilidad de ocuparlos para otros integrantes de la organización. Esta situación le da dinamismo y alienta a sus integrantes. Al igual que en una empresa todos los empleados quieren ser promovidos, en estas organizaciones todos quieren subir de nivel. Y el porque quieren subir de nivel no es un misterio: dinero, poder y también... fama. Así que mientras el gobierno siga matando o capturando a más “peces gordos” como les llaman, habrá mucha más posibilidad de que otros miembros tomen sus puestos y si para eso hace falta trabajar más duro, seguro que lo harán.
La segunda razón tiene que ver con la oferta y la demanda. Es bien conocido que no se están haciendo nada por controlar la demanda de estos productos catalogados como ilícitos por los órganos directivos de los países, y no me quiero meter aquí sobre la definición de ilícitos, pero según la historia muchas veces la producción y consumo de estos productos fue alentada por esos mismos órganos directivos, si no de forma abierta, si de forma velada, lo cual es peor. Regresando al asunto de la demanda. Supongamos que la demanda de estos productos no aumenta, que se ha mantenido estable en estos años de lucha con las organizaciones que los distribuyen. Lo cual es muy poco probable, pues las estadísticas dicen que ha aumentado su consumo. Uno de los efectos de la guerra contra el narcotráfico en el mercado ha sido una reducción en la oferta o cuando menos ha vuelto más complicado el transporte de mercancías. Por lo tanto el precio final al consumido se ha incrementado, lo que ha vuelto aun más lucrativa la actividad. Si la actividad es más lucrativa ahora que en le pasado, ahora habrá aun más incentivos para seguir realizando dicha actividad.
Resumiendo, la lucha frontal contra el narcotráfico no solo no lo disminuye, al contrario, lo incentiva porque incrementa el dinamismo laboral en las organizaciones y hace un más rentable la actividad debido a que la oferta se reduce. Conclusión, la guerra estaba perdida desde el inicio siguiendo solo la estrategia de la violencia, ¿acaso no habrá economistas entre los equipo encargados de estos asuntos?, creo que no, y estoy casi seguro que tampoco hay sociólogos y antropólogos que orienten a este mal gobierno que tenemos.
