Las esponjas y fibras con que lavamos los trastes son las cosas de uso común más sucias que tenemos en casa. Estas herramientas que usamos para limpiar albergan una gran cantidad microorganismos, aun más que los billetes y los bordes exteriores de los excusados. Sin ser concientes de esta situación las usamos para lavar los trastes. Se han planteado muchas soluciones al problema. La primera es cambiar la esponja muy seguido, pero esto no es bueno ni para el bolsillo ni para el medio ambiente, pues generamos más basura. Otra solución son las esponjas antibacteriales, las cuales son mas caras, por supuesto. Pero lo peor es que tienen productos químicos, como el triclosán, que matan las bacterias pero que también tienen consecuencias negativas para la salud. Otras opciones son lavar y desinfectar la esponja después de cada uso, con cloro, agua hirviendo o en el microondas. Estas opciones son buenas, pero usar cloro tampoco es muy recomendable pues también afecta la salud negativas para la salud. Una mejor solución es usar el congelador. Después de cada uso enjuaga la esponja muy bien y exprímela, y guárdala en el congelador en una bolsita de plástico. A temperaturas bajas las bacterias comunes no crecen. Usando tu congelador no gastaras más ni en cloro, ni en calentar agua, ni en encender el horno de microondas y mantendrás tu esponja limpia.
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